El compositor, director de orquesta, pianista, pedagogo y musicólogo Domènech González de la Rubia animó ayer en el Conservatorio de Ibiza a los músicos de la isla a asociarse para potenciar, proteger y exportar el trabajo que se hace en las Pitiusas. Su positiva experiencia como presidente de la Asociación Catalana de Compositores y de la Federación de Compositores Ibéricos hace que defienda el asociacionismo como una manera de «reforzar» el trabajo del creador en unos tiempos especialmente difíciles. «Lo que es utópico es que alguien pretenda vivir solo de sus obras porque muy pocos compositores a lo largo de la historia han podido vivir de sus piezas», explica. «La mayoría de creadores trabajaba al servicio de tal conde o tal maestro de capilla de la iglesia tal. Eso significa que componían pero tenía que cumplir con un trabajo diario, hasta Beethoven tenía apoyo de mecenas», subraya González de la Rubia. «Pensar lo contrario sería como creer que un carpintero va a vivir de hacer los muebles que le da la gana hacer porque no quiere trabajar para hacer lo que le pide un cliente», concluye.

Respecto a las asociaciones, González de la Rubia asegura que no importa, si en un principio, no hay muchos compositores de música en Ibiza dispuestos a unirse. «Solo con tres personas se puede poner en marcha. En Murcia con solo once miembros han formado una asociación», explica. «Muchos alumnos de los que están ahora matriculados en la isla podrán, dentro de unos años, dedicarse a la composición y asociarse», añade.

El panorama de la composición profesional en España está «razonablemente bien dentro de las dificultades», dice el experto, que admite que el problema «es que falta apoyo institucional». Lejos de quejarse, afirma que esta situación se debe a la crisis actual y no a que las administraciones no se preocupen. «Hay muchísima creatividad, estamos a la altura de cualquier otro país y se están creando orquestas en muchas comunidades autónomas. Lo que ha sucedido en Ibiza, con el nuevo Conservatorio, es un ejemplo de la buena salud de la música», subraya.

González de la Rubia admite que el público es menos receptivo a la música recién creada y «tira más hacia los clásicos» lo que a veces se traduce en que los Conservatorios «den más importancia a la interpretación de piezas ya existentes que a la composición». «Hay determinados lenguajes de música contemporánea que han alejado al público de los escenarios porque son demasiado abstractos. Si te arriesgas tanto corres el peligro de ser minoritario pero no te has de quejar por ello», advierte.

El experto no está en contra del uso del ordenador como instrumento de composición aunque asegura que «una buena preparación y conocimiento de la música previo da un valor añadido a la pieza que no se logra sin esta base».